lunes, 27 de marzo de 2006
GUANGUALÍ
CAPITULO 14
“LA VUELTA”
OCTUBRE 1999
DOMINGO 15:48 PM
Ya desarmado el campamento teníamos todo listo para volvernos, una gran cantidad de gente nos fue a dar la despedida, entre ellos, las lolas, Joselito, Veneno, Marcos, Guangualí Fútbol Club, la doña de los copetes, la señora de los pool, el paramédico que me atendió, el caballero con gorro de baquero y dientes de oro, Punto Rojo en Vivo (tal vez no todos fueron a despedirse, pero bonito acordarse de toda la gente antes de irse). Pero faltaba una cosa… nosotros vinimos hasta acá a comprar weed. ¿Dónde están los $50.000 que vinimos a comprar? (aunque ya nos llevamos suficiente de todo lo que nos habían regalado y “pedido prestado”) Les preguntamos a los cabros si alguien nos podía hacer esa paleteada, que eran $50 lucas comparados con ese océano de plantas que tenían… pero la respuesta siempre fue la misma “ACÁ NO SE VENDE MARIHUANA” y cada vez que preguntábamos nos regalaban un puñado más. Pero nuestra insistencia fue en vano. Hasta que alguien nos da un dato de un X que vende un poco más al norte de la zona atravesando un puente y con eso nos quedamos, se prende el auto y nos despedimos de las lolas que en ese momento estaban ya listas para irse con nosotros apenas se lo propusiéramos, pero no podía ser y con los ojos vidriosos se despidieron de nosotros, con la promesa de que volveríamos. Partió el auto y algunos nos siguieron en caballo hasta el final de pueblo fue boniiiiito y emocionante. Fuimos a buscar al X q nos dijeron pero nunca lo encontramos (ni hicimos mucho por buscarlo)((no valía la pena)) es difícil relatar la mezcla de sentimientos que sentimos en la vuelta, pero una gran nostalgia nos invadió a cada uno por distintas circunstancias, no fue un viaje dicharachero con en la ida si no más bien introspectivo el viaje fue largo, (era un finde largo) hablamos poco, hasta la música era melancólica, en el fondo todos sabían que nunca volveríamos a ese pueblo, (tal vez porque sabríamos que nunca sería lo mismo) ni tal vez nunca volveríamos a salir juntos, pero esta experiencia de 4 días fue por decirlo menos surrealista. Ya se ven las luces narajas en el horizonte volvemos a Santiasko.
FIN
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